Cómo el enorme crecimiento de los juegos y los esports está impulsando la necesidad de la evolución de la red
Debo confesar algo. No miro televisión. Prefiero una experiencia mucho más rica; una experiencia que disfruto desde que era muy chico y que con el tiempo se ha vuelto más gratificante y más inmersiva. Soy un jugador de videojuegos. Desde competir en los torneos de Quake Arena en mi PC a los 20 años hasta los juegos móviles de la actualidad. Y no estoy solo, somos 2,5 mil millones de jugadores.
¡Alrededor de 400 millones de esos 2,5 mil millones ahora se la pasan viendo y transmitiendo competiciones de juegos! La popularidad de los esports está creciendo rápidamente en la vida cotidiana. Muchos padres han pasado de imponerse para limitar el tiempo que sus hijos pasan delante de la pantalla a preguntarse por qué no figuran en las tablas de clasificación de Fortnite.
Pero no son solo los padres (y los jugadores) los que están tomando nota, ya que existe todo un sector que crece para brindar soporte a esta megatendencia en línea, haciendo de los juegos un mercado de $152 mil millones por año. Solo para comparar, esa cifra solo superó los ingresos de la industria global de producción y distribución de películas de $136 mil millones en 2018 – una industria que cuenta con algunas de las marcas más grandes y conocidas del mundo.
El auge de la popularidad de los juegos, y especialmente de las ligas de esports competitivos que ahora atraen a millones de espectadores en vivo, ha estado estrechamente vinculado al espectacular aumento de los juegos en línea para múltiples jugadores y la funcionalidad avanzada. La experiencia de juego ha evolucionado para convertirse en más interactiva, más compleja, más social y más en tiempo real. Esto abarca desde jugadores que forman equipos y compiten entre sí en juegos basados en estrategia como League Of Legends, hasta interactuar y jugar con otros jugadores mientras transmiten en vivo un partido de un campeonato de esports en modo cuadro por cuadro.
El resultado es una nueva fijación en su conexión de red, donde un instante de "retraso" puede ser la diferencia entre su gloriosa victoria o derrota brutal. Entre las secuencias de video 4K y la reciente explosión de los videojuegos con realidad aumentada y virtual (AR/VR), las redes se ven exigidas más allá de sus límites – para gran consternación de los jugadores que han incorporado el término "furia del jugador" a la jerga común.
Y ni siquiera hemos hablado de la última megatendencia en videojuegos: los juegos móviles. Atrás quedaron los primeros días de Angry Birds en que los juegos móviles quedaron relegados a plataformas más pequeñas para 1 jugador que tenía 5 minutos libres. Los juegos móviles más grandes de hoy en día implican mundos inmersivos para múltiples jugadores que atraen a miles de usuarios simultáneos. De hecho, un número cada vez mayor de los juegos más populares de la actualidad incorporan soporte completo para múltiples plataformas, lo que permite a los jugadores móviles jugar en el mismo mundo en tiempo real que los de una consola o PC.
¿Dónde está la red en todo esto?
Sencillamente, en todas partes. Los juegos tal como los conocemos hoy en día – y cómo evolucionarán en el futuro – dependen de la red.
La red ha desempeñado un papel fundamental en el crecimiento meteórico de la industria del juego, respaldando el propio juego y las innovaciones clave, pero también el contenido de video asociado y la interacción social. Ninguna de estas mejoras en la experiencia de juego podría haber sido posible sin avances tecnológicos que ofrezcan redes altamente confiables y de alta capacidad.
Pero ¿las redes actuales están construidas para sostener este crecimiento y la evolución continua de los juegos?
Se podría argumentar que mientras las redes sigan escalando para satisfacer la demanda de capacidad a través de nuevas tecnologías como el 5G, las redes actuales serán suficientes.
Sin embargo, se trata de algo más que tener una tubería lo suficientemente grande.
Una cosa es segura: siempre habrá nuevas exigencias sobre la red. La experiencia de juego se volverá cada vez más inmersiva con la adopción a gran escala de realidad aumentada, virtual y mixta (la fusión de mundos reales y virtuales donde los objetos físicos y digitales coexisten e interactúan en tiempo real). 5G y las redes en la nube abrirán las compuertas a los juegos para permitir que estén en todas partes. Y el aumento de la competencia de los esports creará experiencias en línea que rivalizan con algunos de los eventos televisivos más importantes de la actualidad – excepto que casi toda la audiencia está transmitiendo en vivo en lugar de verlos como una transmisión.
Las plataformas de juegos en la nube como el tan esperado Google Stadia y xCloud de Microsoft están llevando la consola de juegos tradicional a la nube, donde los usuarios transmitirán sus partidas como un video desde un centro de datos. Pero a diferencia de la transmisión de películas en una dirección, cada jugada que hace el jugador – ya sea un personaje que corre por un campo de juego tridimensional o que realiza un disparo que requiere precisión y tiempo perfectos – la información o la acción deben enviarse nuevamente al centro de datos donde se encuentra la "consola", informar la jugada y volver a enviar el resultado. Para satisfacer las expectativas de los clientes y evitar la temida "furia de los jugadores" se requiere una red altamente optimizada para que la experiencia sea instantánea.
O piense cuando solo unos pocos milisegundos marcan la diferencia en un tiro ganador en un partido de campeonato de esports en vivo por valor de millones de dólares, no solo para el ganador, sino también para los patrocinadores y anunciantes. La red simplemente no puede tener problemas de buffering o lag.
Las redes ahora también deben responder a la creciente popularidad de los esports y otros eventos de videojuegos– algunos planificados y otros más espontáneos – que pueden generar incrementos de tráfico de transmisión en vivo en toda la red.
Todo esto significa que centrarse únicamente en la capacidad de la red ya no es suficiente. Para operar de manera eficiente y rentable, las redes necesitan tener la agilidad para escalar bajo demanda cuando se necesite ofrecer una experiencia de latencia ultrabaja.
Esto requiere aprovechar la telemetría de red en tiempo real, el aprendizaje automático y la inteligencia artificial para comprender dónde están las presiones en la red y reasignar automáticamente y de forma predictiva los recursos de red cuando y donde se necesitan.
Esto requerirá redes que no solo funcionen en un modo estático y manual. Sino que sean adaptativas – que se automaticen de manera inteligente con una infraestructura programable escalable hacia arriba y hacia abajo para aprovechar al máximo todos los recursos disponibles, y que se autooptimicen continuamente, todo en tiempo real.
Esta es la esencia de la visión de Adaptive NetworkTM de Ciena, un nuevo enfoque que amplía los conceptos de redes autónomas para transformar la red estática en un entorno dinámico y programable impulsado por el análisis y la inteligencia.
Al tener una visión más integral del rendimiento de la red, la flexibilidad y la simplicidad operativa, los proveedores de red pueden evitar las dificultades de simplemente "tirar más ancho de banda al problema" y, en su lugar, crear una red más sostenible y eficiente.
Y aunque eso podría no ayudarme a ponerme personalmente en los primeros lugares de la próxima tabla de clasificación de esports, está convirtiendo un hobby que me encanta en una parte de la economía digital global que crece rápidamente.
* Imagen del blog por Florian Olivo